Se suponía que los niños llegaban de la excursión alrededor de las nueve de la noche. Poco antes de las seis de la tarde nos avisaron que el bus se había averiado y que iban a estar bastante retrasados. Las noticias eran un poco preocupantes, hubo problemas mecánicos recién iniciando el viaje de más de 400 kilómetros. Finalmente llegaron hacia la medianoche. Antes que mi hija descienda, una de sus compañeras se acerca a su padre con lágrimas en los ojos y le dice que está muy cansada y que tiene mucha hambre, el padre feliz de verla, la abraza y le dice para animarla: “no te preocupes mi amor, es parte del paseo”.
Esa noche no dormí bien, lo que pudo haber pasado y la frase “parte del paseo” seguían rondando mi cabeza. Y por esa razón me di a la tarea de preguntar en qué contexto la usamos y por qué la usamos. Y la respuesta es simple, la mayoría de las veces es una salida a una situación que no vimos venir y que aunque al final salió bien, hubiera podido salir mal, muy mal. Porque siempre existe una posibilidad de que algo salga mal y por eso preparamos el plan B. Pero decir es parte del paseo y no tener contingencia, respaldo o plan B es simplemente improvisación, falta de visión y de anticipación. Tan sencillo como eso.
Así que en una sociedad orientada a la excusa deberíamos minimizar el uso de frases como esa, que finalmente solo hablan de lo habitual que es para nosotros conformarnos con la mediocridad y la falta de planeación. Tener sesenta niños en la mitad de la nada, en la noche, sin comer y sin un alternativa rápida y segura de transporte, es simplemente inaceptable.
Hace unos años, mi esposa y yo tuvimos la fortuna de vivir en Alemania por seis meses. Muchas cosas que nos llamaron la atención de ese país, pero dado que recorrimos por tierra gran parte del territorio pudimos notar y verificar su meticulosa manera de cuidar a los alemanes. Un día manejábamos por una vía en perfecto estado; al siguiente pasábamos de nuevo por el mismo punto y nos encontrábamos con un roadwork, palabra textual que los locales usaban para pronosticar la posible causa de un trancón o atascamiento. La razón, habían levantado totalmente el pavimento en perfecto estado para cambiarlo por uno más nuevo, con mayor agarre y menos propenso a deteriorarse. Al preguntar a algún amigo alemán la razón la respuesta era muy sencilla: “todas las carreteras del país están en un plan de mantenimiento preventivo. Pasado determinado tiempo, el pavimento se debe cambiar para preservarlo y preservar la seguridad”.
Para anticiparse adecuadamente no es necesario tener capacidades extranaturales. Anticiparse es una receta que aunque no resulta siempre sencilla de aplicar, es posible encontrar una manera adecuada. Naturalmente no tengo la última palabra, pero considero que hay tres elementos importantes al momento de buscar minimizar errores y problemas:
- Leer adecuadamente el entorno (sentido común). ¿Cuál entorno?: la oficina, la cultura, la ciudad, el clima. No es igual tener una reunión a la 8 AM en el centro de una ciudad grande que tenerla a las 8 en el centro de una ciudad pequeña. La gran mayoría sabe lo que implica ir al centro de Bogotá por estos días. Si queremos estar a tiempo debemos reconocer en dónde estamos y tomar las medidas adecuadas. Al igual que no es lo mismo planear en la empresa A que hacerlo en la empresa B. Hay aspectos culturales que pueden tener impacto en el plan y la ejecución del mismo.
- Pensar en el peor escenario. No se trata de ser pesimista o de no pensar positivamente. Pero el peor escenario nos abre la mente y nos permite actuar adecuadamente. ¿O por que los autos tienen cada vez más bolsas de aire instaladas? Y esto no se limita al peor, sino también a los posibles escenarios tanto negativos como positivos en los que puede derivar nuestra iniciativa.
- Adquirir conocimiento. Preparar una reunión, estudiar alternativas, reconocer situaciones. Cualquier manera que nos permita tener más información será una ventaja a la hora de enfrentar una situación. Este conocimiento previo puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Hagamos una campaña para que “ser parte del paseo” deje de ser una excusa en nuestro camino para lograr ser una sociedad más productiva, eficiente y que es capaz de anticiparse a situaciones por las que no queremos pasar.
Mauricio Vargas
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