Pocos tipos de personas trabajan tan duro como un procrastinador.
Lo digo porque lo he sido. ¿Y quién no?
Si durante las primeras ocho horas del día estuviste haciendo tareas irrelevantes, te tomaste cuatro cafés de treinta minutos cada uno, te dejaste llevar por las distracciones y justo a las cinco de la tarde te das cuenta que no has avanzado en la propuesta que prometiste entregar al día siguiente y a la que le estuviste sacando el cuerpo durante dos semanas, ¿cuál es la consecuencia? Seguro que ese día de ocho horas se convertirá en uno muy largo de doce o quince.
Hay que tener en cuenta que una persona procrastinadora no es perezosa -ni mucho menos-. Procrastinar es un aplazamiento semi-consciente basado en una “reacción alérgica a ejecutar ciertas cosas”. Al final una persona que procrastina hace mucho más porque a sus reales responsabilidades le sumó un sinnúmero de tareas irrelevantes, creando un desequilibrio peligroso para su vida y para su trabajo.
Lo peor es que algunas veces no sabemos que lo somos y pensamos que trabajamos tan duro que somos unos héroes. Pero héroe es el que hace lo que es importante cuando lo tiene que hacer. Héroe es aquel que no evade.
Estos son 6 comportamientos frecuentes en la vida de un procrastinador. ¿Tienes alguno de ellos?:
- Reacción. Si hay algo que la procrastinación nos deja son pendientes. Estamos reaccionando constantemente para hacer de afán lo que debió estar hecho hace un tiempo atrás, esto nos indica que por una u otra razón dejamos “para después” algo.
- Repetición. La mayoría de nosotros tenemos listas de pendientes. Sean estructuradas o no, estas listas contienen aquellas tareas que nos llevarán a cumplir objetivos. Repetir una actividad en diferentes listas y nunca encontrarla tachada es una señal que indica que no estamos tomando el tiempo para ejecutarla. La procrastinación es evidente.
- Excusa. En una sociedad orientada a la excusa, el no encontrar una razón adecuada para cumplir con lo que prometimos hacer, es una señal de que se han terminado los “argumentos”.
- Vorágine. Ya se que es una palabra novelesca pero se adapta perfectamente. Muchas personas están siempre corriendo a última hora porque lo han convertido en un hábito que no solo los afecta a ellos sino a los que están a su alrededor. Esperar hasta último minuto para hacer algo no solo es riesgoso sino muchas veces irrespetuoso.
- Incumplimiento. ¿Cuántas personas no conocemos que siempre llegan tarde? Algunas incluso dicen que “son así y que difícilmente cambiarán”. Tal vez si supieran que en lugar de ser incumplidos son procrastinadores que no planean y que además juegan con el tiempo de demás… ¿cambiarían?
- Desorden. Al igual que la anterior, el procrastinador generalmente es desordenado pues no tiene tiempo ni consciencia sobre sus espacios. El desorden implica falta de tiempo para tener lugares tanto físicos como digitales adecuados.
Pero como siempre, lo más importante es entender. Entender si se es o no un procrastinador. Entender y reconocer es la única manera de cambiar comportamientos. Así que te damos cinco técnicas valiosas para aplicar en tu día a día en caso de detectar que estás dejando las cosas “para después”:
Técnica #1: OBSERVAR. Registra tus decepciones, cada vez que incumplas un compromiso, cada vez que llegues tarde a una reunión, cada vez que trabajes mucho más de lo normal o que entregues una excusa, regístralos en una libretita o un archivo durante un par de semanas. Luego busca patrones y coincidencias que te dirán mucho sobre las causas de tu comportamiento.
Técnica #2: MOTIVAR. Establece una recompensa. Pocos trabajan sin una motivación así que ¿qué tal si te pones una recompensa al terminar actividades que no sean de tu total agrado? Puede ser comer en un sitio que te gusta o ver una película una vez completes esa tarea.
Técnica #3 SIMPLIFICAR. Define objetivos claros y simples, que puedas conseguir. Si tienes en mente un proyecto importante, pero no defines los primeros pasos, nunca vas a comenzar. Una de las razones para procrastinar es pensar que los proyectos son inalcanzables.
Técnica #3: CREAR PLAZOS. Establece plazos externos para esos proyectos que no has empezado, puedes contarle a un amigo y prometerle una entrega o ponerte una “multa” si no cumples con la fecha.
Técnica #4. ELIMINAR LAS DISTRACCIONES. Crea un espacio de trabajo que apoye tu concentración. Organiza tu escritorio, procura que solo tenga lo que necesitas para trabajar. Bloquea por un tiempo las distracciones digitales, puedes crear espacios de 30 minutos sin redes sociales, correo, celular.
Si eres un procrastinador, deja de juzgarte y empieza por observar tus comportamientos, cuando entiendas el origen, podrás establecer estrategias para transformarlos.
Enfócate y Logra Más
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